Después de varias veces de ponernos pesados Auri y yo para viajar a Nueva York de vacaciones, este año conseguimos convencer a Toño y Merchi para gastar parte de nuestro verano en visitar esta ciudad, algo que hicimos en compañía de María, nuestra traductora particular, es decir, esa persona a la que siempre le sueles decir María pregunta esto, María habla con el servicio de habitaciones, María,.....En fin, una vecina de Ponfe y compañera de cole de Merchi.
Salimos el día 21 para USA y tardamos 7 horas y 50 minutos aproximadamente en llegar al aeropuerto JFK donde no tuvimos ninguna pega para entrar en el país aunque suelen tomarte unas fotos y huellas dactilares de todos los dedos de ambas manos.
Salimos el día 21 para USA y tardamos 7 horas y 50 minutos aproximadamente en llegar al aeropuerto JFK donde no tuvimos ninguna pega para entrar en el país aunque suelen tomarte unas fotos y huellas dactilares de todos los dedos de ambas manos.
Al llegar al hotel, New York Helmsley, ya era de noche y, después de asustarnos un poco con la primera impresión puesto que estaban en obras sus dos primeras plantas completas, dejamos nuestras maletas en las habitaciones y salimos a palpar el ambiente nocturno de la ciudad.
El hotel se encuentra en la calle 42, que lleva directamente a Times Square (foto 2) a donde nos dirigimos rápidamente. Era fin de semana y la plaza estaba repleta de gente. Flipamos con el colorido nocturno que le proporcionan los numerosos anuncios luminosos que hay. Debajo del famoso anuncio de Coca Cola existen unas escaleras rojas, que constituyen el techo del expendedor de tickets que hay allí, donde comimos unas pizzas que compramos en Sbarrow, una franquicia de comida que puedes encontrar en muchísimas calles de la ciudad.
El hotel se encuentra en la calle 42, que lleva directamente a Times Square (foto 2) a donde nos dirigimos rápidamente. Era fin de semana y la plaza estaba repleta de gente. Flipamos con el colorido nocturno que le proporcionan los numerosos anuncios luminosos que hay. Debajo del famoso anuncio de Coca Cola existen unas escaleras rojas, que constituyen el techo del expendedor de tickets que hay allí, donde comimos unas pizzas que compramos en Sbarrow, una franquicia de comida que puedes encontrar en muchísimas calles de la ciudad.
De vuelta al hotel pasamos por delante de la Estación Central (foto superior), de la Biblioteca Pública y del edificio Crysler (foto inferior) que se encuentran también en plena calle 42.
En el hotel aún tuvimos que discutir con recepción (María, claro) sobre nuestro derecho al desayuno, que llevábamos incluido y que, debido a las obras, nos fue llevado a la habitación todos los días, siendo una de las sorpresas agradables que nos esperaba, por cuanto difería mucho de los malos comentarios que se pueden ver en internet sobre los desayunos en los hoteles de NY.
En el hotel aún tuvimos que discutir con recepción (María, claro) sobre nuestro derecho al desayuno, que llevábamos incluido y que, debido a las obras, nos fue llevado a la habitación todos los días, siendo una de las sorpresas agradables que nos esperaba, por cuanto difería mucho de los malos comentarios que se pueden ver en internet sobre los desayunos en los hoteles de NY.
Después de comentar nuestras primeras impresiones sobre la ciudad nos dormimos ya entrada la madrugada, y con los efectos del jet lag, teniendo en cuenta que al día siguiente habíamos contratado con Empiretours la excursión denominada Contrastes de Nueva York, de la que os hablaré en mi próxima entrada.
Un saludo
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